El impulsor de la saga de chocolateros Elgorriaga fue un pastor de Irun que, tras encerrar a las ovejas, se enfrascaba en los misterios del cacao. Posteriormente su hijo marchó a Francia para aprender el oficio. Fue él quien cimentó la empresa chocolatera que durante décadas alimentó las meriendas infantiles con su popular «La Campana». Además de la fábrica, la familia montó un salón de té en Irun, donde alternaba la elitista aristocracia que por entonces veraneaba en Donostia-San Sebastián.
La fábrica de Irun pasó en 1990 a manos francesas y se trasladó a Ávila.
CURIOSIDADES:
En el tiempo en el que Matadero Montero convivió con Chocolates Elgorriaga había un comentario generalizado en la ciudad que aseguraba que si el aire traía el aroma de rico chocolate presagiaba mal tiempo y que si, de lo contrario, lo traía del matadero el buen tiempo estaba asegurado.